Navidades alternativas: es posible

Navidades alternativas: es posible

¿Qué tiene la navidad que a nadie deja indiferente? Para algunas personas es una fecha llena de magia; sin embargo, hay quienes simplemente la detestan. No soportan los mensajes positivos, pues los consideran falsos. No entienden el consumismo exacerbado que impera en los comercios porque, en verdad, nada tienen que ver con el origen de esta celebración cristiana que, en verdad, se basa en muchos ritos paganos.

Qué es la navidad

Algo tan simple como esto. ¿Sabemos contestar? Literalmente y, tal y como la define la RAE, sería la festividad anual en la que se conmemora el nacimiento de Jesucristo en el mundo cristiano. Y ya está. Eso es.

¿En serio? ¿Nada más? Admitirla simplemente así sería obviar la influencia de la cultura y la educación que nos envuelve a los seres humanos, especialmente en los países occidentales donde el cristianismo es el culto principal. La mayoría de las fiestas de nuestro calendario se deben al culto a algún santo o a la virgen que apareció aquí o allá.

Todo es una cuestión cultural, así es.

Y hoy en día convivimos con una mezcla de agnosticismo adaptado a las tradiciones cristianas, sorteando los comentarios de las personas más puristas que, o bien se oponen a aceptar a Santa Claus porque es un producto yanqui, o bien se niegan a decorar el belén porque “no creen en eso”. Quienes lo mezclan todo, lo pasan mal por ir en contra de sus creencias.

…porque soy de pensamiento ateo y pongo un árbol.
…porque soy persona de fe cristiana y los Reyes Magos hace tiempo que dejaron de venir a mi casa, expulsados por un señor barbudo que va de rojo.
…porque si no vienen Olentzero y Mari Domingi traiciono a mis raíces vascas…
…porque si no organizo una cena copiosa soy una cutre.
…porque si estoy de buenas soy una falsa.
…porque si soy seca parezco una borde inadaptada.
…porque si me gasto mucho dinero en regalos soy una consumista sin alma y si compro un detallito va a parecer que no quiero lo suficiente a mi familia.
Y qué decir tiene si mi obsequio lo he hecho y con mis propias manos… Eso solo se admite si tengo menos de 10 años…

Entonces, hay quien decide romper con todo y no celebrar nada para no caer en alguna contradicción, no vaya a ser que pierda su autenticidad. Si observamos, en Navidad nos complicamos mucho la vida, pues la vivimos hacia afuera, hacia lo que se espera que hagamos, adorándola o aborreciéndola. ¿Qué es lo puro? Lo puro no existe, no hay una cultura y/o creencia que no guarde influencias de otra.

Propuestas para una navidad alternativa

  • Permitámonos el lujo de sentirnos tristes porque recordamos a todos los seres queridos que ya no están.
  • Ideemos alternativas que vayan con nuestra manera de vivir:
    • No pongo un árbol, prefiero plantar uno.
    • No compro regalos: los hago yo.
    • No hago amigo invisible, preparo un mercado casero con mis amistades al que llevamos cosas que ya no queremos y nos las intercambiamos. Así, tengo algo con lo que no contaba (novedoso para mí) y, de paso, reutilizamos todo lo que ya no nos sirve, alegrando a nuestros amigos y amigas, a la par que fomentamos un planeta sostenible y menos consumista.
    • Aprovecho para dar rienda suelta a mi imaginación cuando tenga que explicar a mi hijx todo el jaleo que vive a su alrededor o, si prefiero decirle la verdad, tomaré esta fecha como un punto de inflexión en el camino hacia su madurez.
    • Ceno en Nochebuena mi plato favorito aunque este sea de los más asequibles que existen. Por ejemplo, huevos fritos con patatas.
    • Invito a algún vecino que está solo para cenar en casa, o le llevo un tupper rico si prefiero pasar la noche viendo la tele.
  • Si quiero abrazar, abrazo, y si quiero decir “feliz navidad” porque me hace sentir bien, lo digo sin miedo a que me juzguen.
  • Si no siento nada porque me parece una fecha hipócrita y prefiero alargar el mensaje de paz a lo largo de todo el año, adelante, sin remordimientos.
  • Si considero que es compatible ser especialmente bondadosa estos días y solidaria el resto del año, me comporto como me dicta mi corazón.

Algo que sí deberíamos tener en cuenta es la vulnerabilidad y el estrés que vamos a sentir todas las personas, vivamos la navidad como la vivamos, tal y como está planteado nuestro modo de vida.

Por ello, la mejor actitud que podemos mantener en estas fechas es la empatía, la tolerancia y la comprensión hacia quienes nos rodean. Objetivamente, es una época exigente a nivel emocional, sea mágica o no.

En definitiva, no nos sintamos culpables si contradecimos lo que nos ha enseñado nuestra cultura, creencia o religión. Al revés, sintamos orgullo por haber utilizado nuestro propio criterio para vivir la vida según lo que nos dicta nuestra conciencia y nuestro corazón.

Desde IPACE deseamos que así viváis estas fechas y, por supuesto, que el año que viene tengáis un poquito más de bienestar y actitud positiva ante la vida.

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