26 May Beneficios del baile para nuestra salud
De lo físico a lo mental, el baile lo cura todo
Quienes bailan de manera profesional señalan, a menudo, que comenzaron en esto porque el baile les resultaba liberador, terapéutico. Están en lo cierto.
Y es que, bailar requiere coordinación, equilibrio y nos obliga a mover multitud de músculos de todo el cuerpo. En otras palabras, preserva nuestra salud corporal. Y este es un beneficio que no podemos pasar por alto.
Pero existen más ventajas asociadas al baile y a las que a veces restamos importancia: bailar nos hace sentirnos mejor.
Porque el baile estimula la liberación de endorfinas, al igual que cualquier otro ejercicio físico. Y estas nos producen una sensación placentera, de disfrute, que nos libera del estrés y nos hace ganar confianza.
De hecho, si preguntamos a quienes en Vitoria-Gasteiz acuden a bailar semanalmente, la respuesta será similar y siempre en clave positiva. Bailar ayuda a relativizar los problemas, a tejer lazos sociales, desinhibe, despierta las risas… En Ipace no podríamos estar más de acuerdo.
Bailar contribuye, como la psicología aplicada, a crear un entorno de optimismo, al que contribuye también de manera decisiva la música. No es de extrañar que el término bailoterapia y quienes la practican sean cada vez más habituales.
Motivos para bailar todos los días cuando nos hacemos mayores
Mantener una buena calidad de vida alcanzada la vejez pasa por conservar nuestra independencia. Pero resulta complicado mantener un grado óptimo de autonomía si no disponemos ya de ciertas facultades físicas.
El deterioro físico y la pérdida de masa muscular comienza en la treintena, pero se vuelve más patente pasados los 60, de ahí que bailar sea más recomendable, si cabe, alcanzada esa edad. ¿Por qué? Porque el baile contribuye a frenar las consecuencias innatas al envejecimiento físico. Nos ayuda, por tanto, a preservar nuestra autonomía. Ese es su principal beneficio desde el punto de vista corporal.
Gracias al baile, mantendremos el sistema respiratorio y cardiovascular a punto. Trabajaremos, además, el equilibrio, incluso la flexibilidad. Y ejercitaremos los músculos para que estos no pierdan fuerza, especialmente en las extremidades inferiores.
A nivel cognitivo, el baile también tiene mucho que aportar. Pone a prueba nuestra memoria, pues la obliga a recordar los pasos y a reproducirlos en sintonía con la música. De hecho, hay estudios que señalan como bailar retrasa el envejecimiento cerebral y juega un papel importante en la lucha contra la aparición de la demencia.
Señala Álvaro Bilbao en su libro Me falla la memoria, Claves para un envejecimiento cerebral saludable, que una buena alimentación, ejercicio físico, la socialización, las emociones positivas y la estimulación cognitiva afianzan la salud mental. El baile incide al menos en estas cuatro últimas, contribuye, así, a cuidar de nuestro cerebro.
Bailar cuando se tiene una enfermedad neurológica
Una de las consecuencias de las enfermedades neurológicas es el deterioro motor, que limita notablemente la capacidad de las personas enfermas de valerse por sí mismas. En este sentido, el baile puede ayudar en procesos de rehabilitación para quienes padecen, por ejemplo, enfermedades como Parkinson, en su fase inicial.
De hecho, la Asociación Española de Neurología señala que bailar no solo supone un ejercicio físico que conlleva beneficios para personas sanas, también puede resultar terapéutica para quienes padecen una patología de este tipo. Y es que, bailar estimula áreas del cerebro que favorecen, por ejemplo, el equilibrio y la coordinación.
Así pues, ¿bailamos?
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