26 Ene Enfrentar desafíos, más fácil de lo que crees
Enfrentar desafíos no siempre resulta sencillo. Requiere de altas dosis de resiliencia. Y de seguridad en una o uno mismo. Desarrollar estas cualidades resulta necesario. Tanto cómo la confianza en una red de personas dispuestas a acompañarnos y la dosis de motivación adecuada. Porque desafíos los hay, siempre y de muchos tipos, a lo largo de nuestra experiencia vital.
Los desafíos: una oportunidad de crecimiento personal
La vida está repleta de desafíos. Algunos de ellos los elegimos, nos los proponemos. Son esos proyectos de vida que queremos abordar, asignaturas pendientes, metas o propósitos para un nuevo año. Otros nos vienen dados. Se presentan ante nosotros y nosotras de manera inesperada y, a menudo, además, inapropiada.
Sea como sea, los desafíos, a menudo, amenazan con pasarnos por encima. Especialmente si son ambiciosos. Enfrentar desafíos es una ardua tarea.
¿A quién no le han temblado las piernas en su primer día de trabajo, incluso cuando deseaba fervientemente comenzar esa nueva aventura profesional? ¿Quién no ha sufrido una crisis de seguridad al ser padre o madre incluso estando envuelto en un halo de felicidad extrema? ¿Acaso no nos arrepentimos de la decisión tomada cuando estamos a punto de emprender la hazaña deportiva de nuestra vida? Enfrentar los desafíos asusta, incluso los positivos, aquellos llamados a engrandecernos como personas. No digamos los que no hemos elegido.
Sin embargo, hasta estos últimos, representan una oportunidad de crecimiento personal y fortalecimiento.
Hace escasos días asistíamos al estreno del largometraje La Sociedad de la Nieve. La película de Juan Antonio Bayona seleccionada para representar a España en los Oscars. Una historia que transmite aquello de lo que no te mata te hace más fuerte. Una frase ya manida que no es por ello menos veraz. Otra virtud de la película es que muestra como el éxito a la hora de enfrentar el desafío, en este caso, la propia supervivencia, se asienta en el apoyo mutuo y en el impulso de no cejar en el empeño.
Efectivamente, pocos o ningún desafío sería realizables si no contáramos con personas que nos apoyen y altas dosis de motivación. Fijémonos en el ejemplo de Carlos Sainz, que acaba de ganar el rally Dakar a los 61 años. Todo un modelo en la complejidad de afrontar desafíos.
Determinación y resiliencia para no sucumbir
Pero no solo se necesita una red de apoyo y estimulación para afrontar desafíos. También determinación, confianza en nuestras posibilidades y gran capacidad de resiliencia. Porque afrontar desafíos tiene mucho de fortaleza interior. Y eso requiere, por nuestra parte, la capacidad de armarnos de ella a lo largo de nuestra vida para, llegado el momento oportuno, sacarla a relucir. En otras palabras: exige de un entrenamiento previo que nos prepare para ese momento adecuado. La psicología aplicada nos ayuda a ello, dotándonos de las herramientas adecuadas. Por ejemplo:
- La capacidad de identificar, gestionar y liberar de forma saludable nuestras emociones.
- Aceptarnos tal y como somos, vencer la frustración y detectar y apoyarnos en nuestras fortalezas.
- Trabajar la aceptación del cambio cuando es ajeno a nuestra influencia.
- Trabajar la paciencia, la comprensión y la empatía.
- Saber aprender de los errores, analizar los problemas y generar oportunidades de cambio positivo y beneficio.
- Establecer metas viables a corto plazo.
- Mantener una actitud positiva, de esperanza.
- Buscar y confiar en el apoyo que nos brindan las demás personas.
- Mostrar proactividad y no claudicar, siempre persistir.
- Cuidarnos incluso cuando debemos cuidar a otras personas.
Sea una competición deportiva, un proyecto de emprendimiento, la enfermedad de un ser querido o nuestra propia recuperación… Afrontar desafíos precisa de una gran entereza que podemos cultivar a lo largo de la vida. No solo tendremos más posibilidades de salir airosos de nuestra hazaña, también de crecer como personas y de conocernos mejor.
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