Operación bikini, ¿cómo nos afecta?

Operación bikini, ¿cómo nos afecta?

Cuando la presión del cuerpo perfecto está aceptada socialmente

La operación bikini hace referencia a una especie de “dictadura corporal veraniega”, tal y como señalaba, hace ya algunos años, este magnífico reportaje de S Moda a colación.

Sin embargo, la cosa no ha cambiado mucho desde entonces. Millones de mujeres siguen apostando por dietas agresivas y nada recomendables para el bienestar físico. Y lo hacen especialmente durante los meses de mayo y junio, cuando el calor comienza a apretar y la publicidad de bikins y bañadores se dispara. ¡Qué casualidad!

Según un estudio publicado en 2017 por Estudio Findus 350, el 70 % de las españolas consultadas reconoce haber caído en la operación bikini. Muchas repetirían al año siguiente.

La mayoría de las mujer nos vemos interpeladas desde los medios de comunicación, las redes sociales y las vallas publicitarias a enfundarnos el traje de baño como si de modelos nos tratásemos. En la perfección está el gusto, ese que nos habla de una delgadez extrema, aceptada socialmente, y a poder ser, en una bonita cara joven. La presión social está servida. La psicológica, también.

Porque ¿cómo nos afecta la operación bikini, ese anhelo por el cuerpo perfecto para el verano? Sin duda, en dosis variables de ansiedad y falta de aceptación. Pero hay más.

La operación bikini lastra tu autoestima, y lo sabes

La operación bikini está muy lejos de la adopción de hábitos de vida saludable. Se trata de adelgazar lo máximo posible de aquí al verano. Para ello, las mujeres, y cada vez más hombres, acuden a dietas tan restrictivas que resultan difícilmente sostenibles en el tiempo y que, a más de una persona, acaban por sumar un plus de estrés a la ya de por si difícil vida cotidiana.

Operación bikini

Pero la peor de las consecuencias, en lo que tiene que ver con psicología, es la perdida de la autoestima en pro de ese qué dirán, qué pensaran. Un juego en el que prácticamente todos y todas acabamos entrando y que parte de una valoración negativa de nosotros mismos.

De hecho, hay quien puede llegar a obsesionarse con el peso de tal forma que modifica sus preferencias para no tener que mostrar su propio cuerpo tal y como es. Esas personas evitan la exposición social. Es decir, evitan acudir a la piscina pública, a la playa o al pantano, por mucho que les guste, por motivos estéticos. La mayoría opina que puede ser objeto de burlas. Y esa es la gran trampa de la operación bikini, a la que tanta cancha damos desde los espacios de consumo público. La otra, que la necesidad de perder peso, y rápido, se convierta en un objetivo prioritario durante semanas enteras.

De hecho, diversos estudios demuestran como la mayor parte de las y los pacientes más jóvenes con trastornos alimentarios buscan en las redes sociales cómo conseguir el cuerpo ideal. Muchas veces, a través de contenidos que podrían poner en riesgo su salud.

Desde Ipace, sabemos que no es sencillo, pero apostamos por la psicología aplicada para combatir los estereotipos dañinos. Y la operación bikini es uno potencialmente pernicioso.

Para ello, trabajamos desde el autoconocmiento y la autoaceptacion. ¡Somos más que un cuerpo! Gritémoslo bien fuerte. Adoptemos hábitos como el ejercicio físico y pautas nutricionales solo cuando estas redunden en nuestro bienestar físico y mental.

Este verano, ponte el bikini y disfruta de verdad.

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